27 de septiembre de 2009

Verdades, mentiras y opiniones sobre el 'calor azul'

Desde hace no demasiados años se venden en casi cualquier tienda unos misteriosos radiadores de "calor azul", "calor verde" y varias variantes en cuanto a nombre y fabricante.

Lo primero que hay que aclarar es que "calor azul" es una marca registrada por una empresa, no un sistema de calefacción. No es lo mismo, al igual que no es lo mismo Danone que yogur. En este artículo no me voy a referir en particular a los radiadores de "calor azul" sino en general a cualquier radiador eléctrico que se cuelgue en el pared y que tenga un programador y termostato con pantalla. Es decir similar al de la foto de al lado. Porque eso es sencillamente lo que son: radiadores eléctricos, ni más ni menos.

Sus vendedores afirman que tienen la propiedad de dar más calor gastando menos corriente eléctrica, comparándolos por ejemplo con un radiador de aceite de toda la vida o con un simple calefactor de 20€ del Carrefour. No hace falta ser físico ni ingeniero para darse cuenta de que eso es totalmente falso. No digo que es mentira porque no quiero acusar de mentir (que es decir cosas falsas sabiendo que lo son) a los esforzados vendedores. Lo que digo es que vamos a suponer que los vendedores creen que dicen la verdad (o quieren creerlo), pero se equivocan.


No gastan menos.

No es cierto que estos radiadores gasten menos que otros sistemas eléctricos. El principio de conservación de la energía nos dice que "la energía ni se crea ni se destruye sino que sólo se transforma". El calor que produce el radiador se obtiene de la energía eléctrica. Como no se puede inventar la energía, todas y cada una de las calorías que te de el radiador provendrán de la electricidad que pagues. Para producir 1000 kilocalorías tiene que gastar 1,16 kwh de eléctricidad. Aquí, en la Luna o en Alfa Centauri, porque son leyes físicas que rigen todo el universo incluyendo los radiadores de tu casa de Torrelodones.

Esto ha sido comentado en multitud de páginas web con más credibilidad que la mía, que después de todo no tiene ninguna. A tal punto llega la cosa que ahora alguna marca que otra ya no dice que vende emisores de bajo consumo, sino emisores de alto rendimiento.

En calderas de gas sí que se puede hablar de mejorar el rendimiento, porque hay que quemar el gas, lo cual siempre supone pérdidas por pequeñas fugas, por suciedad en el quemador, etcétera. Pero el rendimiento de cualquier aparato eléctrico de calefacción se puede redondear al 100%, porque lo único que hace es calentar el aceite y éste calienta el aire que pasa por sus tubos. No hay piezas móviles ni nada que provoque pérdidas de consumo. Prácticamente toda la electricidad que se gasta se transforma en calor. Hay poco o ningún margen que mejorar en eso. Por tanto el rendimiento de un radiador de este tipo es prácticamente el mismo que el de un radiador de aceite mucho más barato. Incluso es algo inferior por el pequeño consumo que supone tener la pantallita encendida.


El misterioso fluido de la NASA.

Como a mucha gente le suena el principio de conservación de la energía, algún genio del marketing pensó en "argumentar" que el ahorro consiste en que estos radiadores están menos tiempo encendidos porque por dentro tienen un fluido de la NASA que aguanta el calor durante mucho más tiempo. Por tanto, una vez que se han calentado se apagan y están más tiempo apagados que un radiador de aceite.

Con sólo el sentido común vale para desbaratar este insólito argumento. No sólo insólito por que es un disparate cual copa de pino, sino porque realmente es curioso ver hablar de fluidos de la NASA a un chico de 19 años del MediaMarkt con contrato temporal o a un "calefactor" que no terminó la FP. Pero analicemos también desde el punto de vista de la física el peregrino argumento.

La física, que no miente, dice que un material que tarda mucho en enfriarse también tarda mucho en calentarse. Este tiempo depende de una propiedad de los materiales que se llama conductividad térmica. Además la función del fluido que contenga un radiador no es retener el calor que ha obtenido de la energía eléctrica sino cederlo rápidamente al metal que lo envuelve para que éste lo transmita al aire de la habitación. Si no para qué cojones lo hemos calentado pagando energía eléctrica. Pero algunos dicen que el fluido calienta y al mismo tiempo retiene el calor; o sea que el fluido misterioso de Star Trek transmite calor sin gastarlo, por tanto ha sacado energía de la nada, rompiendo otra vez el principio de conservación de la energía. Una de dos: o el fluido suelta el calor rápido o lo retiene, pero en este caso no calienta el radiador y éste no calienta la casa.


Ahorra si no lo enciendes.

Cuando un desprevenido cliente acude a un comercio en busca de este tipo de radiadores, suele ir preocupado con el tema del "bajo consumo", que queda demostrado que no existe, y con lo de aumentar la potencia eléctrica contratada. El vendedor le tranquilizará diciendo que no será necesario que aumente la potencia. ¿Cómo es posible semejante milagro de la ciencia? Muy sencillo, pasen y vean:

El instalador le pone los radiadores, uno en cada habitación. En total fácilmente sumarán 9kw. Pero el avispado instalador se los deja programados de forma que nunca pasen de 3kw de una forma muy sencilla: por la mañana todos apagados, por la tarde sólo se enciende el de la cocina, el baño, los dormitorios... pero se apagan los demás. Algo más tarde se enciende el del salón y se apagan los de los dormitorios, porque ya todo el mundo está viendo la tele y queda poco para acostarse. Por la noche todos apagados. Ahorro evidente, pero por el principio de toda la vida de que el mejor ahorro es no gastar. Otro tema es que pasen más frío que cazando pingüinos a la espera.


Usa el sentido común.

Después de leer lo anterior, o sobre todo después de no leerlo, puede que aún no estés convencido. Si es así aplica tu sentido común. Hay dos alternativas: los vendedores e instalador de estos aparatos tienen razón o no la tienen.

  • Si tuvieran razón estarían equivocados Newton, Pascal, Einstein y muchos más.
  • Si tuvieran razón habrían inventado un aparato que produce más de lo que gasta. En alguna web incluso dicen que el beneficio es del 40%. Si fuera cierto bastaría retroalimentar al aparato parte de ese beneficio. Dando unas cuantas vueltas al final no sería necesario que el aparato estuviera conectado a la luz, ya que funcionaría por sí mismo como un ente autónomo. Por tanto podríamos mandar naves a los confines del universo alimentadas por un radiador.
  • Son los que los fabrican los que tiene que demostrar que es cierto que su rendimiento es muy superior al de un radiador de aceite. Para hacerlo lo único que tienen que hacer es una comparativa en las mismas condiciones: misma habitación, misma tª exterior e interior, mismo tiempo encendidos, misma tª programada... O sea, el método científico.
  • Yo no tengo que demostrar que ese fluido de la NASA no tiene esa propiedad especial de retener el calor y al mismo tiempo soltarlo. Son ellos los que tienen aún que demostrar que la tiene. Al menos podrían informar de su composición química exacta y presentar informes de laboratorios independientes, no pagados por la marca, en los que se mida su calor específico y su conductividad térmica. Si es un producto patentado, que digan el nº de la patente, pero eso de fluido de la Nasa es un poco infantil y ridículo.
  • Por lo menos yo he sido incapaz de encontrar algo similar que se venda, con las mismas supuestas propiedades, en webs extranjeras. En Wikipedia ni siquiera lo mencionan. ¿Si es tan maravilloso cómo es que parece que sólo se vende en España?
  • Los fabricante se benefician económicamente de la venta de su producto. Yo no quiero convencerte de nada porque ni me va ni me viene.
  • Los avances del mundo moderno provienen de la ciencia, aunque no la entiendas. Que no la entiendas no quiere decir que tengas que crees a un comercial cuando dice cosas que la contradicen.


Es puro marketing.

¿Por qué los llaman "emisores" en vez de radiadores? ¿Por qué el nombre de "calor azul" o similares? Es una jugada maestra de marketing. La marca que inició todo esto, que no quiero nombrar porque no hace falta, podía haber comercializado su producto de la forma tradicional, vendiendo por ejemplo los "Radiadores Wuanchinflu de bajo consumo". Pero los potenciales clientes verían en ellos unos radiadores eléctricos que dicen que ahorran mucho, pero cuestan 10 veces más que uno normal que no ahorra. Los clientes probablemente no se lo creyeran porque les sonaría a crecepelo y aunque se lo creyeran pensarían que el ahorro no sería suficiente para compensar el sobrecoste de la compra. El problema de esta forma de venta está en el nombre del producto.

El truco del éxito de ventas de estos aparatos está en que no sólo se cambia el nombre, sino que se dice que es un sistema eléctrico nuevo distinto de los radiadores eléctricos de toda la vida. Es tan nuevo que necesita otro nombre y los aparatos no son radiadores sino un "emisores" y llevan un fluido importado de Ganímedes por los lagartos de V. Esto acojona mucho más. No dudéis que es una estrategia de marketing planificada. Y por supuesto tenemos la campaña de TV que tuvimos hace unos años, en la cual parece que decían poco menos que el Gobierno recomendaba estos radiadores.

Por supuesto la realidad es que no es un sistema nuevo. Es calefacción eléctrica pura y dura. La mejor prueba de ello es la ola de fabricantes que ha surgido al calor (nunca mejor dicho) de la moda y del dinero fácil. Hay de todo, hogar azul, clima azul... Si fuera un sistema nuevo estaría patentado y ninguna otra empresa lo podría comercializar. Pero la realidad, tan terca, nos dice que los nombrecitos que le ponen son marcas, no sistemas patentados, lo cual es muy diferente. Igual que tú podrías vender bombillas con la marca "Lucero alumbra el mundo entero". Nadie más podría usar esa marca, pero no podrías impedir que otros vendieran bombillas, que por supuesto van a dar exactamente la misma luz sin son de los mismos watios que las bombillas Lucero.


¿Son un "timo"?

Por supuesto que no. Timo es una palabra que en España se usa con mucha facilidad. Fijaros bien en la publicidad. Suelen decir "bajo consumo", "alto rendimiento" o cosas similares. Eso es casi como no decir nada, porque bajo o alto no tienen sentido si no decimos en qué condiciones o con qué los comparamos. Lo que para mí sería un consumo alto, para Botín sería un consumo despreciable. En cuanto al rendimiento, por supuesto que es alto, incluso es altísimo, próximo al 100%... pero no es superior al de un radiador de aceite.

Otra cosa sería que dijeran directamente que comparándolos con un radiador de aceite consumen un 50% menos y/o rinden un 50% más, o cualquier otro porcentaje apreciable. En ese caso sí que podríamos estar hablando de publicidad engañosa, pero no es eso lo que dicen.


¿Entonces merece la pena?

Si lo que quieres es ahorrar con respecto a otro sistema eléctrico, no merece la pena en absoluto sino todo lo contrario. Puedes leer mi comparativa de sistemas de calefacción si quieres más información sobre el tema. Si lo que quieres es un sistema limpio, de moda, que quede bonito y no te importa el precio ni el consumo, entonces te lo recomiendo. Pero deberías tener en cuenta que un "emisor" de 1500w te puede costar hasta 10 veces más que un convector (ventilador de aire caliente) que también los hay que no están mal y que se cuelgan en la pared. Hay demasiadas similitudes "científicas" entre estos "emisores térmicos" y las pulseras Power Balance, el agua imantada, las pulseras magnéticas, la astrología y los poderes de la Bruja Lola.

Por tanto si aplicamos la física, el sentido común y cierto grado de madurez personal podemos llegar a la conclusión de que quien se compre este "sistema" es porque no tiene problemas económicos, porque no se ha informado bien o incluso por el qué dirán: "Hay que ver la Jessi que se ha puesto unos calefactores del Carrefour porque no tiene para el calor fucsia de la NASA que he puesto yo en mi ático, y encima dice que gasta lo mismo como si yo fuera tonta". Es la calefacción de Belén Esteban.